Érase una vez en una granja, de hecho no era cualquier granja, era la más importante de todas por que esta era la que producía y cosechaba más, la que tenía mayor población de ganado y la que proporcionaba una calidad excelente en sus productos por lo que ser parte de este lugar era el sueño dorado de todos los campesinos y animales.
Mientras tanto un rebaño de borregos escuchaban berrar a la oveja más joven y fuerte del rebaño quien trataba de convencerlos de que ir a aquella granja era la mejor opción que un bovino pueda decidir, los demás borregos inmediatamente se identificaron con aquella oveja y la hicieron su líder para que los dirigiera en camino hacia la granja, excepto un pequeño cordero que pensaba diferente y cuando trato de expresar su opinión la oveja líder le dijo: –¿ Acaso no quieres llegar a ser un costosísimo abrigo de piel? –
Varios berridos empezaron a oírse entre la multitud:
– yo si quiero ser un abrigo
–yo también
– ¡qué emoción!
Las palabras enajenantes de la oveja líder habían penetrado en las mentes del rebaño de borregos, el rebaño admiraba a su líder y harían todo por ser como el algún día y seguirlo a él y a sus ideales, las metas conformistas de una sola oveja, se convirtió en la meta principal del resto del ganado, su narcisismo se transformó en un abrigo de piel que muy pronto llegaría a estar en un aparador bajo un valioso costo.
–Y ahí van todos como borregos – Pensaba el pequeño cordero mientras se detuvo y veía a lo lejos como el resto del rebaño se alejaba hacia su subjetivo ideal, pero cuando estaba a punto de emprender su camino hacia la libertad , tres borregos lo alcanzaron y lo acompañaron,
– ¿Y hacia dónde vamos? – ¡No sé tú, yo voy a vivir la vida en los pastizales, tu puedes ser tu mismo! – Dos de los tres borregos que regresaron tomaron rumbos diferentes y el tercero sintió miedo y retorno su destino hacia la granja.
“Lo que nos hace diferentes es lo que nos hace más atractivos”.
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